jueves, 6 de diciembre de 2012
EL TRINCHE, UNA LEYENDA DE POTRERO
Tomás Carlovich brilló en Central Córdoba en los ' 70 y dio cátedra ante la Selección argentina. Aseguran que tenía todo para ser una estrella mundial, pero llegó a jugar sólo cuatro partidos en Primera. La historia de un rosarino que, dicen, pasó años sin que le saquen la pelota.
Desde la mañana hasta que oscurecía jugaba en el potrero descalzo, con el primer regalo que recibió. Nunca se cansaba de patear la pelota de goma, su tesoro más preciado. A diferencia de Maradona, Tévez o Agüero -que empezaron igual y terminaron brillando en las canchas del viejo continente- ese chico de rulos que se entretenía en el barrio de Belgrano, en la ciudad de Rosario, no cruzó la frontera argentina.
El destino no quiso que sus gambetas emigraran al extranjero y le regaló a los fanáticos del fútbol argentino la posibilidad de disfrutar del “Trinche”. Incluso logró algo único: juntar las barras de los dos clubes más importantes de Rosario. Sólo para verlo jugar a él.
Hijo de un emigrante yugoslavo, Tomás Felipe Carlovich nació el 20 de abril de 1949. Se crió en la ciudad natal de su madre, Rosario, en la calle Guatemala 713, junto a sus seis hermanos mayores. Como toda familia humilde, Tomás se puso a trabajar desde temprana edad en una fábrica de materiales de construcción. Sin embargo, ya dejaba notar su habilidosa zurda y a los 14 años uno de sus cuñados lo llevó a probar suerte al club Rosario Central. Tras su paso por las inferiores del club canalla, se fue a préstamo a Sporting de Bigand, donde salió campeón de la Liga Deportiva del Sur, un pequeño equipo regional de la ciudad de Alcorta, en la provincia de Santa Fe.
Cuatro años después, con más minutos dentro de la cancha y habiendo probado lo que eran los botines, Carlovich regresó al club canalla, donde sólo disputo dos partidos en primera división. ”El técnico tenía otros planes, con jugadores diferentes a mi estilo”, comenta el ex jugador, haciendo referencia a Miguel Ignomiriello.
La “habilidad mágica”, según lo definen los ciudadanos que lo vieron jugar, tuvo un fugaz paso de cuatro meses por el club Flandria en el año 1970. Fue el paso previo a caer en el Gabino Sosa, el escenario que se iluminaba con las gambetas y sombreritos que tiraba el “ Trinche”. Ahí nació el amor entre el jugador y Central Córdoba.
Aparte de la camiseta del charrúa, Carlovich vistió las de Independiente Rivadavia de Mendoza, Colón de Santa Fe y Deportivo Maipú de Mendoza. Luego, volvió a su querido Central Córdoba, en donde se retiró en 1986 con 37 años.
SU NOCHE SOÑADA CONTRA LA CELESTE Y BLANCA
El 17 de abril de 1974, cuando la selección argentina estaba por partir al Mundial de Alemania, se enfrentó en el estadio de Newell´s Old Boys a un combinado de jugadores rosarinos.
Carlos Daniel Aimar quien en ese momento integraba el equipo de Rosario Central formaba parte del seleccionado de la ciudad santafesina junto a Tomás “Trinche” Carlovich de Central Córdoba. Fue la única vez que compartieron una cancha. “Fue un jugador con muchísimas condiciones que lamentablemente no supo aprovechar. Zurdo, hábil. Tenía muy buena técnica y manejo de la pelota, y a pesar de su altura, era muy rápido”, relata Aimar al recordar el juego de Carlovich.
La Selección Nacional perdió 3 a 1 en un partido en el que se destacaron las actuaciones del "Trinche" y Mario Kempes. El volante no se queda corto en halagos: “Para el momento era muy buen jugador, de buena presencia y categoría. Era sobresaliente”. Y agrega entre risas: “A medida que pasa el tiempo cada vez tirás más caños y sos mejor jugador”.
Enrique Wolff jugaba en River y formaba parte del plantel del seleccionado argentino. El actual periodista no oculta su admiración: “Fue un jugador distinto, de potrero de esos que nos gustaba ver a los argentinos”. Y se anima a describir su juego: “Le gustaba tener la pelota, la manejaba, distribuía bien”.
Sin embargo este partido también fue el único en el que se cruzaron, al igual que con Carlos Aimar. “Como él jugaba en un equipo de la B, nunca más nos pudimos cruzar”, se lamenta. “Si lo dejabas, tenía él la pelota todo el partido. Era un jugador de calidad”, describe. Y finaliza: “Era fantástico, admirable”.
Esa noche, 30.000 personas se deleitaron con el juego de Tomás Felipe Carlovich. Sin duda, un mito viviente que quedará en el recuerdo de todos los amantes del fútbol que pudieron verlo jugar.
LA ESTRELLA QUE NO BRILLÓ
“Me gusta la pesca, pero es mentira que dejaba de ir a los partidos por ir a pescar. Es más, hace 2 años que no voy. Para mí el fútbol es mi vida, aparte de mis nietos y mi familia”, explica Tomás Felipe, para defenderse de las acusaciones que lo tildaban de vago e irresponsable por no concentrar.
Carlovich vive con la pasión del fútbol en su sangre, al punto que sin el carnet de director técnico, se hizo cargo de Central Córdoba en el año 2009, cuando el club corría peligro de descenso. Logró los puntos necesarios para salvar al charrúa. Incluso quiso continuar en su puesto, pero los dirigentes no pensaron igual.
Él hubiese querido seguir jugando, pero una operación en la cadera se lo impide. “Ocurrió que se gastaron los cartílagos del fémur. Y ahora descubrieron que tengo algo similar en la otra pierna, así que veremos que se puede hacer”, cuenta el ex jugador.
Hoy, el “Trinche” Carlovich no hace “nada”. Así definió su actual situación laboral. Sin embargo, espera lo que sucederá el año próximo en el club que prácticamente lo vio crecer: Central Córdoba. Habrá elecciones y el ex futbolista busca un lugar allí. “Vamos a ver si apoyamos a alguna lista, siempre y cuando nos interese el proyecto”, asegura. Mientras disfruta de los días fuera de su pasión: el fútbol.
“NO SÉ SI A ÉL LE HUBIESE GUSTADO SER LO QUE TODOS DICEN”
El actor rosarino Darío Grandinetti es un confeso admirador del Trinche Carlovich, de quien además era vecino. “Yo lo vi una sola vez jugar y tenía 13 años con lo cual más que hablar de como jugaba puedo contar todo lo que se decía y lo que representaba”, comenta. Lo define como un “romántico del fútbol” al que le gustaba la pelota. Según el actor cualquier hincha canalla o leproso hubiese querido tenerlo en su equipo debido a que su espíritu que trasciende las fronteras de Central Córdoba.
“Seguramente si hubiese jugado en Rosario Central estaría a la altura de Aldo Poy o de Mario Kempes y si hubiese jugado en Newell´s estaría a la altura de Mario Sanabria o de Gerardo Martino, sin dudas sería parte de esa elite”, imagina Grandinetti.
Respecto a la actualidad y la existencia de una figura del fútbol que lo pueda igualar, responde: “El asunto es que en cuanto a calidad de juego puede haber alguien similar hoy por hoy, pero lo que ocurre es que lo del Trinche tiene que ver con lo que uno cree que debió o pudo haber sido y no fue. Entonces ninguno entra en esa categoría”.
Para concluir, el actor reflexiona: “Lo que la gente le reprocha de buena manera es no haber sido. Pero yo no sé si a él le hubiese gustado ser lo que todos dicen. Hizo lo que hizo, quiso ser lo que fue. Si el fuera para atrás, volvería a jugar a la pelota”.
Diego Casorati, Florencia Iacobaccio, Juan Ignacio Filardi y Daniela Fernández para Eter Digital
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
linda nota!
ResponderEliminarlindo personaje!