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martes, 6 de noviembre de 2012

Repercusiones del veredicto por la Masacre de Trelew

“Aún queda mucho por qué luchar”

Lo asegura Alicia Sanguinetti, compañera de los 19 fusilados en el penal de Rawson. El Tribunal Oral Federal de Comodoro Rivadavia condenó a los ex marinos Sosa, Morandino y Del Real a cadena perpetua por el asesinato de los presos políticos que intentaron fugarse en agosto de 1972.
 Contundentes. Así define Alicia Sanguinetti a las pruebas que fueron presentadas durante los cinco meses y medio que duró el juicio. “Íbamos con expectativa y, sobre todo, muchos temores”, agrega la mujer, presa política que si lograba escaparse de la cárcel de Rawson ese 22 de agosto de 1972, podría haber sido una de las víctimas. Temores que aparecieron minutos después de las 13.24 del lunes pasado, hora y fecha en la que se leyó el veredicto por la Masacre de Trelew.

Fueron minutos en los cuales se tuvieron que escuchar las absoluciones de Jorge Bautista “por no haberse probado el delito de encubrimiento” y de Rubén Paccagnini del cargo de “autor mediato de 16 homicidios reiterados con alevosía y tres tentativas del mismo delito”. Decisiones que despertaron silbidos y murmullos. Los familiares de las víctimas, ubicados en las primeras filas de la sala de cine-teatro del Centro Cultural José Hernández de Rawson, se mordían los labios, se apretaban las manos y sus caras de preocupación reflejaban la impotencia que les generó esa primera resolución judicial. Una decisión que llegó 40 años y 54 días después de la fatídica madrugada en la que la Marina fusiló a 19 presos políticos en la Base Almirante Zar, luego de un intento de fuga fallido. Sanguinetti, quien motorizó la apertura de la causa, revive el sentimiento: “A nosotros verdaderamente se nos achicó el alma”.
 
Sentado en el medio de una mesa rectangular, Enrique Guanziroli, presidente del Tribunal Oral Federal de Comodoro Rivadavia que también integraron Nora Cabrera de Monela y Juan Velásquez, siguió leyendo tras la interrupción: “Condenando a Luis Emilio Sosa, a Emilio Jorge Del Real y a Carlos Amadeo Marandino por considerarlos coautores responsables del homicidio con alevosía de 16 personas y tres tentativas del mismo delito, a las penas de prisión e inhabilitación absoluta y perpetuas que pasarán a cumplir en una cárcel federal”. Esas líneas trajeron llantos de alivio y la obligación de frenar nuevamente la lectura. A pesar de la advertencia de los jueces sobre los cánticos y la amenaza de desalojar la sala, el público, entre los que se encontraron segundas y terceras generaciones de cada una de las víctimas, hizo retumbar las paredes del lugar al grito de “asesinos, asesinos”. Esa fue la dedicatoria para los tres ex marinos condenados que se ubicaron de espaldas a los presentes.

Para la ciudad de Rawson fue un día particular. Así lo cuenta Lucas Britapaja periodista del diario de Madryn y encargado de cubrir el juicio de la Masacre de Trelew. “Vino mucha gente de afuera, desde familiares hasta militantes de diversas organizaciones sociales y de derechos humanos. La gente tenía a flor de piel todo lo que venía sucediendo, cosa que ya se vivían desde el 7 de mayo cuando empezó el juicio, pero hoy era el momento culmine”, relata. “Se ha dado una reparación histórica de este problema –considera Adrián Camps, hijo de Alberto Camps, quien sobrevivió la noche del 22-. Es muy importante que haya condenados y que no haya sido solamente un proceso reparador de la verdad, pero debemos preguntarnos por qué pasaron tantos años”.
 
 
Lejos de haber quedado totalmente conformes con la sentencia, tanto Alicia Sanguinetti como Celedonio Carrizo, otro de los presos que no logró fugarse del penal de Rawson, coincidieron en que los abogados querellantes apelarán las absoluciones. Pedirán que por lo menos se lo condene a perpetua a Paccagnini, responsable de la Base en aquel momento. Según el reportero chubutense, las indulgencias causaron sorpresa: “Creían que había una posibilidad de que Bautista sea desestimado por encubrimiento porque era más difícil a nivel probatorio. Pero lo de Paccagnini y el enlace natural entre la dictadura de Lanusse que gobernaba en ese momento y los ejecutores directos fue inesperado”, cuenta Britapaja.
 
Por otro lado, los camaristas dispusieron que se insista con el pedido de extradición del ex teniente Roberto Bravo, actualmente prófugo en Estados Unidos. Al respecto, Sanguinetti agrega que “se van a mandar los resultados del juicio no solamente a la Justicia americana sino directamente al presidente Obama y a su esposa Michelle, al Partido Demócrata y a la Secretaría de Derechos Humanos de ese país para que este personaje más que siniestro esté preso aquí”. Si bien, por pedido de los abogados de los imputados y con el aval de los familiares, no se leyeron las 280 fojas de la causa, se supo que el Tribunal seguirá con atención la evolución de Horacio Mayorga, otro de los procesado que por cuestiones de salud no fue juzgado.

“Hubo un momento de confusión entre los familiares cuando el tribunal dictó cadena perpetua en cárcel común. Eso será una vez que esté la sentencia firme, pero todavía falta recurrir a casación y seguramente a la Corte Supremade Justicia”, explica el periodista Britapaja. Y agrega: “Todavía están en situación de libertad, no es que fueron encerrados en alguna lugar del servicio penitenciario y ellos se dieron cuenta después”.
De vuelta tras su viaje a Chubut para estar presente el día final del juicio, Alicia Sanguinetti se lamenta: “Hay que esperar la reconfirmación de la pena, o sea que estos individuos durante días o semanas van a estar libres, ni esposados ni presos”. Por eso, pedirán además que se achique el período de tiempo que tendrá que pasar hasta que la Corte Suprema ratifique las condenas, trámites que se mudarán a Buenos Aires. Alicia, militante del Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT), declaró el 6 de junio, casi un mes después del comienzo del juicio que tuvo lugar en Rawson. Su versión de los hechos es producto de la reconstrucción de papelitos y señas que se pasaban con María Antonia Berger (FAR) días después del 22 de agosto, cuando compartían pabellón en la cárcel de Devoto. Berger fue una de las que recibió los balazos que los marinos dispararon pero sobrevivió junto con Alberto Miguel Camps (FAR) y Ricardo René Haidar (Montoneros). Sin embargo, los tres fueron desparecidos años más tarde, durante la última dictadura militar.

Haciendo memoria
 
 El 15 de agosto de 1972, bajo la dictadura de Alejandro Agustín Lanusse, dos grupos de presos políticos – uno de seis y otro de 19 –  lograron escapar de la cárcel de Raswon luego de que un centenar de reclusos tomaran el penal con intención de una fuga en masa. Los primeros seis escapan a Chile a pedir asilo a Salvador Allende, en un avión de la empresa Austral que habían secuestrado. El grupo más grande llegó tarde al aeropuerto de Trelew debido a que los autos que debían esperarlos no se encontraban en el momento del escape. Al ver lejano su objetivo, los guerrilleros deciden entregarse pacíficamente luego de pedir la presencia de jueces y periodistas. Sin embargo, bajo las órdenes del capitán Luis Emilio Sosa los reclusos fueron llevados a la Base Aeronaval Almirante Zar y las personas encargadas de preservar su garantía no pudieron ingresar. A las 3:30 del 22 de agosto los detenidos fueron sacados de sus celdas y acribillados sin mediar palabra: 16 de ellos murieron al instante, los otros tres lograron sobrevivir. La versión oficial que circuló fue que hubo otro intento de fuga, pero hubo testigos que sobrevivieron para contar la verdadera historia.Los fallecidos fueron: Alejandro Ulla (PRT-ERP), Alfredo Kohon (FAR), Ana María Villarreal de Santucho (PRT-ERP), Carlos Alberto del Rey (PRT-ERP), Carlos Astudillo (FAR), Clarisa Lea Place (PRT-ERP), Eduardo Capello (PRT-ERP), Humberto Suárez (PRT-ERP), Humberto Toschi (PRT-ERP), José Ricardo Mena (PRT-ERP), María Angélica Sabelli (Montoneros), Mariano Pujadas (Montoneros), Mario Emilio Delfino (PRT-ERP), Miguel Ángel Polti (PRT-ERP), Rubén Pedro Bonnet (PRT-ERP) y Susana Lesgart (Montoneros).

Cerca de hacer justicia

Largo y muerto es el camino para llegar a la Base Almirante Zar en la ciudad de Trelew. Así fue el camino para llegar a hacer justicia, 40 años después. El puntapié inicial fue el encuentro entre Alicias, Sanguinetti y Bonet, esta última esposa de Rubén Pedro Bonet, asesinado la madrugada de la masacre. “Nos juntamos para ver la posibilidad de poder hacer un juicio ahora que estábamos en democracia”, afirma Sanguinetti. Los primeros pasos del camino los había dado Bonet al presentar papeles e iniciar causas que fueron tapadas sin llegar a destino. Por eso, en 2005 ambas contactaron a Carolina Varsky y Víctor Abramovich, abogados del Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), principal querellante junto con la Secretaría de Derechos Humanos dela Nación. Con el aval de ambos organismos, una noche de frío –como las de Trelew- se juntaron con el ex presidente Néstor Kirchner. “Métanle pata”, les dijo el santacruceño a las cinco personas que tenía enfrente: Soledad Capello, mamá del fusilado Eduardo Capello; la tía de María Angélica Sabelli; Mariano Pujadas, sobrino de Pujadas; Alicia Bonet y Alicia Sanguinetti.
De a poco se fueron sumando durante el proceso judicial allegados a los 19 fusilados, mientras que declararon más de 70 testigos y aparecieron las pruebas que Sanguinetti calificó de “contundentes”: informes de la Marina sobre las cosas que habían sucedido en Trelew e incluso se presentó un sonidista de cine que tenía grabaciones con mucho ruido con declaraciones enteras de Alberto Camps, María Antonia Berger y de Ricardo ‘Turco’ Haidar.

El veredicto sumó a las condenas la declaración de este hecho como crimen de lesa humanidad. Alicia Sanguinetti asegura: “Eso fue como el ensayo de lo que después fue el genocidio de Estado en el año 76”. El legislador Camps coincide: “Esto era una de las cuestiones pendientes que tenía la Argentina y me parece correcta esta decisión porque fue terrorismo estatal”. Además agrega que esta confirmación permite que otros juicios –de los años 73, 74 y 75 hasta el golpe militar- puedan desarrollarse como crímenes de lesa humanidad.

El lunes pasado una caravana transitó el mismo camino largo y muerto que da a la Base 
Almirante Zar. La Secretaría de Derechos Humanos de la Nación, en conjunto con la de la provincia de Chubut, inauguró un monumento a la memoria. Un enorme cartel que indica: “En esta unidad de la Armada Argentinase cometieron crímenes de lesa humanidad. El 22 de agosto de 1972 se perpetró la masacre de Trelew”.
Adentro, las paredes estaban desnudas, luego de años de estar tapadas. Fue por la necesidad de hacer el peritaje, porque aún hoy siguen intactas las marcas de los impactos de bala. A pesar de la frialdad del lugar, allí se hizo el homenaje a las víctimas.
Por la noche se armó una pueblada, como aquella que hicieron los vecinos de Trelew días después de los fusilamientos. Pero esta vez, para hacer un asado y festejar que un ciclo se ha cerrado. Aunque aún queda mucho por que luchar.

Una prueba de película
 
“Teníamos una intención de hacer justicia y conocer a los familiares de las víctimas y a la gente de Rawson. Esos fueron los motivos que tuvimos para realizar la película”, expresó Jorge Magallanes, el encargado de realizar la investigación del documental “Trelew”. El film fue utilizado como prueba fundamental en el juicio contra los responsables de la masacre ocurrida el 22 Agosto de 1972.

La producción siempre estuvo dispuesta a entregar el material para ser presentado en la causa. “Fue la culminación perfecta para este trabajo”, contó con gran satisfacción el documentalista. Además, Magallanes se refirió a la sentencia: “Me dejó una gran emoción, fue una cosa muy fuerte”.
Por el profundo trabajo que realizaron, el largometraje refleja los hechos tal cual sucedieron. Según Jorge, lo que está en la película se ajusta totalmente a la verdad, y las dudas que aparecen en el film son las mismas que hay en la vida real.

El proyecto comenzó en 1998. Magallanes recuerda: “Era muy difícil aun hablar de guerrilla, de lucha armada. Había gente que participaba para que sea testigo en el documental y le costaba mucho hacerlo”. Los realizadores se involucraron a tal punto que vivieron la masacre como si los hubiera afectado a ellos también.
La idea de hacer la película fue de María Pilotti y Jorge Magallanes, pero resultó ser Mariana Arruti quien le dio forma. Si bien los integrantes del equipo tenían diferentes puntos de vista respecto a la lucha armada, consiguieron conciliar para lograr la puesta en escena que deseaban sacar. Finalmente se estrenó en 2003 en Trelew y luego se distribuyó al resto del país. Ir a Trailer 

Escrito por: Florencia Iacobaccio, Diego Casorati, Juan Ignacio Filardi y Daniela Fernández para http://www.eterdigital.com.ar/nota.aspx?id=97

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